Estar vivo es
un verdadero lujo. ¿No te lo crees? Te invito a que dediques un minuto a reflexionar sobre
la otra alternativa posible, no estar vivo, y puede que lo veas de otra manera.
Y, a pesar de que te digas a ti mismo que sí, que la vida es muy bonita, es posible que consideres que también es complicada
a ratos, a menudo frustrante y muchas veces difícil de comprender. Quizás
no es tan fácil decir sí a la vida.
La palabra “sí” parece sencilla de decir, pero en la
práctica no lo resulta tanto, básicamente porque implica un compromiso que, a
veces, no estamos dispuestos o no nos vemos capaces de cumplir. De la misma
manera, decir sí a la vida es todo un
reto: sólo pensar en rendirte y
entregarte a todo lo que te traiga, tal como es y tal como viene, hace que
tus pulsaciones se disparen y que tu cuerpo empiece a temblar. Te dejas invadir por el miedo, y,
para acabar con tal desasosiego, optas por una opción que ya conoces bien: el autosabotaje. Te estás autosaboteando
cada vez que:
ü Evitas nuevas experiencias
ü Encuentras una excusa para no
cambiar
ü Dejas para mañana lo que
podrías hacer hoy
ü Culpas a cualquier otro de
tus infortunios
ü Eludes tus problemas
Lo cierto es que, aunque estas técnicas de
autosabotaje sean muy prácticas, el hecho de utilizarlas genera una fuerte
insatisfacción, porque, en el fondo, sabes
perfectamente que te estás engañando a ti mismo. ¿Estás seguro de que la
creencia de sentirte a salvo compensa la posibilidad de llegar a avergonzarte
de ti?
“El dolor es inevitable, pero el sufrimiento es
opcional”, Siddharta Gautama (Buda)
Y yo me pregunto, ¿qué
es lo que hace que vivir con plenitud nos dé tanto miedo? Puede que sea el
miedo a comprometernos con la vida, entendiendo el compromiso como el
hecho de elegir algo, renunciando a otras cosas, y actuar en consecuencia para
lograrlo. Quizás no confiamos en nuestra capacidad para pensar, para aprender,
para elegir y tomar decisiones; quizás no
tenemos confianza en nuestra capacidad para hacer frente a los desafíos de la
vida.
La falta de confianza en nosotros mismos influye de
manera decisiva en nuestra incapacidad para lanzarnos a vivir. Pero también hay
otro elemento que no podemos perder de vista, y es el temor a la felicidad. Como escribió Nathaniel Branden, aunque
suene paradójico, se necesita coraje
para tolerar la felicidad sin sabotearnos a nosotros mismos. En ocasiones,
el solo hecho de vislumbrar la posibilidad de ser feliz activa esa voz interior
que te dice que no te mereces lo que tienes, o que no te durará, o que la vida
no es así y que, por lo tanto, estás condenado a fracasar. Lamentablemente, dar
credibilidad a tales afirmaciones suele generar profecías que se cumplen a sí mismas.
“Cuando actuamos primariamente guiados por el miedo,
tarde o temprano precipitamos la calamidad que tememos”, Nathaniel Branden.
Pero las cosas
no son tan terribles como parecen, y sólo tienes que dedicar un momento a
pensar honestamente y con calma para darte cuenta. Si estás leyendo esto, es
porque ya hace un tiempo que transitas por este camino de la vida; y, en tal
caso, ya habrás pasado por muchas cosas. ¿Cuántas decisiones has tomado en tu
vida? Piénsalo bien, ¿cuántas
situaciones difíciles has afrontado y has superado con éxito? ¿Cuántas más vas
a tener que superar para darte cuenta de que eres capaz de todo lo que te
propongas? Sólo tienes que proponértelo;
tú tienes toda la fuerza que necesitas para cambiar y crecer.
Sí, ahora sabes que puedes, pero quizás aún dudas de
si te lo mereces… Te voy a hacer dos preguntas muy simples: ¿estás siendo el tipo de persona que quieres ser?
¿Estás siendo fiel a esos valores que
son tan importantes para ti, como la
sinceridad, la bondad o la justicia? Sólo puedes respetarte a ti mismo cuando tus ideales y tus acciones coinciden,
cuando lo que dices que buscas y lo que haces van de la mano. Los seres humanos
necesitamos confiar en nosotros mismos y
necesitamos admirarnos, incluso cuando nadie mira, porque, de hecho,
nuestro inconsciente siempre está mirando. Y cuando confías en ti y te admiras,
te das cuenta de que tú también eres
digno de respeto, de amor y de felicidad, de que tú también te mereces todo lo bueno que la vida te regala.
“Qué distinta experiencia se tiene cuando se mira al
suelo o a las estrellas”, Mario Alonso Puig.
Sí, el hecho de vivir,
no podemos obviarlo, tiene sus inevitables inclemencias
y contrariedades, y no se trata de ignorarlas: en palabras de Joan Garriga,
no se trata de expulsar los demonios, sino más bien de convocarlos al servicio
de la vida. Se trata de abrir los ojos a la cara brillante de la vida, de aceptar que va íntimamente ligada a otra cara más oscura, y reconocer de una vez por todas que la alegría y la satisfacción son derechos
innatos naturales. Se trata, en fin, de celebrar todo aquello que la vida nos da por el simple y sublime
hecho de estar vivos, ¿te animas a
celebrarlo conmigo?